Sin ningún género de dudas, las cofradías en general, y las de Semana Santa en particular, se identifican principalmente por sus imágenes titulares, por el misterio que ellas representan. Sin embargo, en todas las cofradías hay presentes una serie de símbolos que las definen y las hacen originales. Entre esos símbolos están los estandartes, quizá el primer y más representativo símbolo de cualquier cofradía.
La Cofradía Penitencial de la Santa Cruz tiene dos estandartes:
El primero de ellos fue creado y elaborado el mismo año de la fundación de la cofradía (1988) y se trata de un estandarte de no excesiva calidad pero sí de un fuerte contenido alegórico. Sobre fondo de terciopelo negro aparece representada una cruz roja inclinada ( igual que la que llevan los cofrades en su túnica) y que representa la vocación de esta cofradía a la adoración de la Santa Cruz, una corona de espinas sobrepuesta (símbolo de la pasión) y un cirio blanco igualmente sobrepuesto que tiene un doble significado. Por un lado, representa el cirio que todos los cofrades llevarían durante la estación de penitencia, y que posteriormente sería sustituido por una cruz al hombro, y por otro lado tiene un claro referente que nos remite al Cirio Pascual, símbolo de la Resurrección de Cristo.
El segundo estandarte fue bendecido en la misa cuaresmal de la Cofradía celebrada el día 12 de Abril de 2003 y procesionó por primera vez en la Semana Santa de ese año.
Se trata de un gran telón cuadrangular de terciopelo negro acabado en picos rematados con borlas, bordeado de pasamanería y flecos en la parte inferior. La confección del mismo se debe a Edelmira Guzmán, afamada bordadora de la localidad, junto la desinteresada colaboración de otras mujeres.
El elemento clave y central del estandarte es un óleo del Cristo realizado por Juan Fidel Quesada, natural de Huelma, y con un curriculum que incluye el cartel de la Romería al Santuario de la Fuensanta (patrona de Huelma) en el año 2001 y el cartel anunciador del Carnaval de Huelma del año 2003. En el mundo de la Semana Santa irrumpe con la realización del óleo del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y el de María Santísima de los Dolores en su Soledad.
El óleo, respetando el espíritu de la Cofradía, representa el rostro del Santísimo Cristo de la Buena Muerte en la posición tradicional inclinada tal y como va portado en la procesión.
Por último , el estandarte está plantado en unas varas de orfebrería en alpaca elaboradas en los talleres de Orfebrería Tuccitana de Martos.
